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Conexión ancestral en la Semana Santa Cora

Adéntrate en la Sierra del Nayar y vive la conexión ancestral en la Semana Santa Cora, una experiencia inigualable.

Aquí se lleva a cabo una de las celebraciones más fascinantes de nuestro país: La Judea, también conocida como la Semana Santa Cora.

Esta celebración inició como una forma de resistencia cultural, donde se conservaban prácticas rituales anteriores a la llegada de los europeos.

Es por ello que fusiona la Pasión de Jesucristo con elementos prehispánicos propios del pueblo Cora, también conocido como Na’ayarij.

Este año, la festividad tendrá lugar del 16 al 19 de abril, y se trata de una oportunidad única para los viajeros que desean conocer una de las tradiciones más auténticas de México.

Así se vive la Semana Santa

Durante los días Santos, los habitantes las comunidades (San Juan Corapan, Presidio de los Reyes, Mojocuautla, Rosarito, San Juan Bautista, San Blasito, Huaynamota y San Juan Diego; además de Santa Teresa, Dolores, Mesa del Nayar, San Francisco y Jesús María) se transforman en varios personajes, como judíos, fariseos, moros, demonios blancos y negros, borrados y Cristo.

Cada uno de ellos representa fuerzas cósmicas en constante lucha, evocando la narrativa cristiana y las antiguas batallas espirituales de sus ancestros.

Las actividades inician cuando por medio de un ritual las autoridades civiles ceden el poder al grupo ceremonial conocido como “Los Centuriones”.

Inicia la experiencia

El miércoles Santo, puede vivirse una escenificación fascinante de danza, donde los judíos negros y los romanos toman las calles, representando el mal naciente.

Por la tarde exhiben la persecución a Jesucristo a lo largo del día, mientras que otro grupo de judíos, los apóstoles, se pintan de blanco y recorren el pueblo en una procesión hasta llegar al centro ceremonial.

Los judíos negros terminan con un ayuno con el que iniciaron el día mientras que los blancos bailan el resto de la noche para obtener comida. Los blancos se retiran y los negros siguen las danzas para terminar con el robo de maíz.

Uno de los momentos más impactantes ocurre durante el “Desfile de los Borrados” (nombrados así porque cambian de personalidad al pintar sus cuerpos), donde un grupo de jóvenes semidesnudos transforman sus cuerpos en “demonios y estrellas” y se ven como indios en guerra al cubrirlos con ceniza de olote quemado.

Estos jóvenes inician un combate en una coreografía con machetes en mano, danzan, sonidos de flautas, tambor y gritos; mientras persiguen al Cristo Sol, recreando una lucha cósmica que culmina con su captura y muerte del hijo de dios el Viernes Santo.

El punto cumbre de la celebración llega con la resurrección del Cristo Sol el sábado de Gloria, día donde los “borrados” se autodestruyen, caminan hasta el río de donde partieron al inicio de la ceremonia, con el fin de borrar cualquier rastro de su participación en este ritual.

De este modo regresa la paz, simbolizando la restauración del equilibrio universal y se restituye el poder a las autoridades.